Salvador Llopart
"Faltan tres o cuatro años para que aparezca y tendrá unas 1.500 páginas", afirma George R.R. Martin, autor de la serie 'Canción de hielo y fuego' | "Tengo listas las líneas generales; sé quién vive y quién muere", amenaza Martin
George R.R. Martin (Nueva Jersey, 1948) ha publicado unas cinco mil páginas de Canción de hielo y fuego, la saga de la que acaba de aparecer en castellano el quinto volumen, Danza de dragones (Gigamesh), y de la que ya había traducción catalana, Dansa de dracs (Alfaguara). Este último volumen ha sido complicado de escribir, muy complicado: "El anterior fue jodido. Este ha sido el triple de jodido y, además, un hijo de puta", afirma el escritor en el prólogo. La serie, conocida por Juego de tronos desde que HBO puso en marcha su adaptación televisiva -con dos temporadas emitidas- lo tiene agotado. Pero también le proporciona muchas satisfacciones: los 15 millones de libros vendidos en todo el mundo, por ejemplo, y el encuentro con sus fans, como hoy mismo, a las siete de la tarde, en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), con todas las entradas para el evento agotadas...
"¡Tolkien ha muerto; larga vida a George Martin¡", ha dicho de usted The New York Times...
Bueno, no voy a rebatir al New York Times. Efectivamente, Tolkien está muerto. Y personalmente estoy completamente de acuerdo con la idea de que debo vivir largo tiempo para acabar Canción de hielo y fuego....
¿No lo dirán por eso, precisamente? ¿Temen que nos deje sin saber el final?
No, tranquilos. Todavía tengo que escribir muchos libros después de finalizar la serie...
¿Tiene un mapa de ruta de la historia?
Le puedo decir que tengo listas las líneas generales. Sé lo que les pasa a los personajes, quién vive y quién muere, incluso sé quién al final será feliz...
¿Cuándo aparecerá el sexto volumen?
No será mañana, no. Faltan tres o cuatro años. Se llamara Viento de invierno y será un libro de unas 1.500 páginas...
Cuando las cosas van mal, en castellano se dice que a uno le crecen los enanos...
¿Qué insinúa? ¿Que Tyron [uno de los protagonistas de la serie, interpretado en televisión por Peter Dinklage] crecerá?
No, no, pero al ritmo que van (tercera temporada) le van a crecer los personajes...
Sí. crecen muy pronto. Especialmente los más jóvenes. Pero ya contaba: forma parte del rito de pasaje, dejar la infancia y pasar a la vida adulta. En el mundo de Poniente no hay lugar para los teenagers con problemas.
Ya, pero alcanzará la serie de televisión a los libros...
No, no creo. La tele se mueve rápido, y existe el peligro de que eso pase. Pero es un peligro remoto. Vamos por la tercera temporada televisiva, y la saga completa serán siete libros: necesitará por lo menos diez temporadas para una adaptación completa. Además, en televisión no hay garantía de nada: ni siquiera sabemos si habrá cuarta temporada.
¿Les ha contado el final de la serie a los productores?
Saben lo que necesitan saber.
En la red hay una versión llamada Sex and nudity.
Pues no, no lo sabía.
Sólo se muestran las escenas de sexo: dura 16 minutos.
¿16 minutos? Voy a verlo. claro.
¿Tuvieron muchos problemas para rodar esas escenas?
En la televisión generalista hubiera sido imposible. No olvide que es una serie para la HBO, que es una televisión de pago. Es como cuando compras el Playboy. sabes que encontrarás desnudos. En la televisión por cable se permite ser más explícito, más evidente. La sexualidad en un punto crucial en la vida humana. Fingir que no existe, pretender que nadie está motivado por el deseo, hubiera sido una locura.
¿Cómo vendió la serie?
No lo hice yo. Fueron los productores. Pero lo hicieron de forma maravillosa. Dijeron que Juego de tronos sería como Los Soprano en la Tierra Media de El señor de los anillos. ¿Quién se resiste a ese argumento?
Tiene muy pocos reparos a la hora de matar personajes ¿Le gusta hacer sufrir al lector?
No, sufrir no. Si acaso inquietarlo. Hacerle sentir emociones. Que no sepa quién muere y quién vive. La ficción es una cuestión de emoción, y yo pretendo mantener la emoción. No quiero lectores acomodados; los quiero en el filo del sofá, que se metan en la historia, inquietos por lo que vendrá.
¿Qué es para usted escribir?
Hacer sentir emociones. Si hablo de una fiesta, quiero que el lector vea la mesa, que huela la comida, que sienta la alegría. Y lo mismo con una batalla. Quiero que se horrorice con los gritos de agonía de los moribundos. Que se manche con la sangre y ensordezca el entrechocar de las espadas.
La gente llama a la saga Juego de tronos en lugar de Canción de hielo y fuego.
HBO pensó que era mejor título para la serie televisiva, y a mí ya me parece bien.
¿Se impone la fantasía como género a la ciencia ficción?
Sí.
¿Por qué?
Porque la ciencia ficción ha perdido interés para la gente. Hablo por lo que ha pasado en Estados Unidos. Hemos perdido el optimismo de los años 50 y 60.
¿Cómo ha sido eso?
Eran años de progreso, de fe en el futuro. De optimismo a toda prueba, ya digo. Uno periodo en el creíamos que las cosas sólo podían ir cada vez a mejor. Que nuestros hijos vivirían mejor que nosotros, y que los hijos de nuestros hijos viajarían al espacio con normalidad...
¿Cómo se impuso tal idea?
Con el programa espacial de J.F. Kennedy, que nos inspiró a todos como nación. "Iremos al espacio no porque sea fácil, sino porque es muy duro", nos dijo. Y lo creímos. Creíamos en el progreso. Veíamos aquellos cohetes, el Mercury, los Apolo, y pensábamos que eso no pararía. Que un día cercano iríamos de vacaciones a la Luna, que viajaríamos a Venus, a Marte...
Pero eso no ha pasado.
No, no ha pasado. El futuro se ha empañado para todos. A mediados de los ochenta apareció eso que llamamos cyberpunk, esa variante de la ciencia ficción donde el mundo es un desastre. Mandan las corporaciones y la gente vive en suburbios...
¿El cyberpunk refleja nuestro mundo?
Bueno, esta más cerca de ese mundo que otras visiones más optimistas. Un mundo con problemas energéticos, bajo la amenaza del calentamiento global. Sin viajes a la Luna ni a Marte, Donde el terrorismo es un problema insoluble, y la Unión Soviética ha desaparecido pero no vivimos la paz perpetua. Al contrario, hay más guerras, más amenazas, más miedo. Todo eso hace que la gente gire la espalda a la ciencia ficción de antes: ya no hay ilusiones.
¿Por qué triunfa la fantasía?
Porque es una promesa de exotismo, de escape a otra realidad. Necesitamos explorar otros mundos con la imaginación, conocer gentes distantes, sentir pasiones. La gente necesita -necesitamos- una visión romántica de la vida, y eso nos lo propociona la fantasía.
¿Volverá el optimismo?
Me encantaría. Pero no creo, al menos durante mi vida.
¿Qué tipo de escritor se considera usted?
Yo soy hijo de la época del optimismo, y por lo tanto soy un escritor de ciencia ficción.